No es ninguna novedad que los deportistas jóvenes y triunfadores son una mina para los publicistas por su capacidad de convicción en la imperante sociedad del espectáculo a la hora de vender lo que sea. Ya pueden ser relojes, cervezas, coches, ropa, maquinillas, tostadoras o supuestas hipotecas "chollo" que ellos prestarán su amable rostro y se dedicarán a alabar las grandes virtudes del producto en cuestión previo paso por caja (de hecho los grandes nombres del deporte mundial deben sus fortunas a los compromisos publicitarios convirtiendo la remuneración por su actividad deportiva en un ingreso marginal).
Uno de los habituales de la pequeña pantalla es Rafa Nadal, que combina su habilidad con la raqueta con su dudosa destreza para chapurrear un pseudocoreano macarrónico. Es imagen de Nike en España, de Kia y por supuesto de Banesto que se ha propuesto amortizar los millones que ha costado su contratación a base de campañas y spots nuevos cada dos o tres meses.
Ayer por la noche acerté con la última "super-producción" de la entidad bancaria (tan novedoso es que aun no está ni en youtube pero cuando encuentre el enlace lo pondré) mientras soportaba estoicamente el desfile de publicidad infinito brindado por la TDT (también llamada "Televisión del futuro" ¡JA!).
El argumento es un calco de los anteriores (Nadal largando pelotazos mientras un tipo habla tipos de interes y de no se sabe muy bien que más). Lo novedoso está en la faceta gráfica donde se juntan los dos últimos grandes descubrimientos de la industria publicitaria. Los planos con cámara slowmotion y la infografía futurista (al estilo "Más extraño que la ficción")que camuflan un poco la falta de ideas de los guionistas sin llegar a colárnosla por supuesto.
Quien sabe si el mecenazgo de la publicidad sobre la infografía nos mostrará algun día caminos inexplorados.
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